3 PMAR
Matinar els divendres no es fa tan dur quan sé que a primera hora anem a estar juntes.
Aquesta avaluació, aprofundim en el tema de l'autoconeixement a través de les emocions. Hem començat a enfrentar-nos amb la nostra manera d'enfadar-nos i continuarem parlant de l nostra manera d'enamorar-nos i de valorar-nos. Els diàlegs a classe i els exercicis fets seran els clau per a l'avaluació de l'assignatura.
En aquest apartat anirem publicant els textos que treballem amb les qüestions corresponents a cada text per a que cadascuna tinga a la seua disposició el material de l'assignatura sempre que vulga.
Comencem, com no, amb el text sobre el cabreig.
Vivimos más pendientes del exterior que del interior ignorando que la realidad nunca es tal y como es
sino tal y como somos. ¿Qué quiere decir esto? Pues eso, que sí, que la realidad es neutra y cada uno/a la interpretará en base a lo que lleve dentro (personalidad, carcácter, experiencias, expectativas, miedos, deseos, represiones, etc.). Por eso, ante un mismo fenómeno o acontecimiento, podemos ver cómo cada persona reacciona de un modo distinto (por ejemplo, ante un suspenso). Nadie y todos, al mismo tiempo, tienen razón a la hora de entender la realidad pues cada uno la interpreta según su estructura psíquica.
Pero es importante conocerse a uno mismo si no queremos ser esclavos y esclavas de nuestras emociones y reacciones. Si queremos ser agentes de nuestra vida es necesario detenerse a pensar cómo reaccionamos, cómo somos.
Cada persona nace con una esencia, ésta es evidente en nuestra edad infantil (entre los 0 y los 3 años)
pero, necesariamente, a continuación, esta esencia es eclipsada por unas normas e intereses paternos,
maternos y/o educativos que, aunque son necesarios para nuestra evolución, nos alejan de nuestra
autenticidad. La adolescencia es el momento en el que nos sentimos perdidos y, principalmente, esta
desorientación o sensación de frustración, impotencia, soledad y enfado general, es consecuencia de esta separación de lo que de auténtico hay en nosotros. En esta etapa vital ya estamos preparados y preparadas para hacernos las preguntas que hagan de nuestra vida una vida propia, libre y auténtica, desprovista de miedos que no nos pertenecen y propósitos que no hemos elegido. Para empezar a ser dueños y dueñas de nuestra vida, vamos a desmenuzar nuestras ideas (pensamiento) y nuestras emociones (sentimientos).
Cada ser es único e irrepetible y «todo el mundo, dijo Einstein (o a él se le atribuye la frase), es un genio, pero si se juzga a un pez por su capacidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es inútil».
En la asignatura de valores éticos vamos a tratar de ser el pez que llevamos dentro juzgándonos por
quiénes somos y no por quiénes esperan que seamos y, para ello, empezaremos con las emociones.
Todas las emociones son buenas, el ser humano, además de pensar, siente, y es importante que lo haga porque, de no ser así, puede caer en la deshumanización (y ésta nos aleja, obviamente, de la auténtica felicidad). Por eso, escuchar y entender nuestras emociones es de vital importancia a lo largo de nuestras vidas. Además, normalmente, sucederá que nuestras emociones nos llevarán a tomar decisiones que nos afectarán en nuestra vida adulta. Ha llegado el momento de que las escuchemos, expresemos y de que las comprendamos pues, aunque todas las emociones son buenas, para la salud emocional y mental, es necesario buscar su equilibrio. Si tengo, por ejemplo, la ira disparada, correré el riesgo de actuar movido/a por esta ira. Es necesario ser consciente de ello.
Para empezar, trataremos la emoción del enfado (rabia, ira, impotencia...) con el objetivo de resolver el desequilibrio emocional que suscita de la mejor manera posible para cada uno/a.
1- ¿Qué situaciones despiertan mi enfado?
2- ¿Cómo siento mi enfado? ¿Qué siento?
3- ¿Cómo reacciono cuando me enfado?
4- ¿Soluciono así el conflicto?
5- ¿Se me ocurre una forma más beneficiosa para mí de resolverlo?
6- ¿Dónde está el verdadero problema?
Aquesta avaluació, aprofundim en el tema de l'autoconeixement a través de les emocions. Hem començat a enfrentar-nos amb la nostra manera d'enfadar-nos i continuarem parlant de l nostra manera d'enamorar-nos i de valorar-nos. Els diàlegs a classe i els exercicis fets seran els clau per a l'avaluació de l'assignatura.
En aquest apartat anirem publicant els textos que treballem amb les qüestions corresponents a cada text per a que cadascuna tinga a la seua disposició el material de l'assignatura sempre que vulga.
Comencem, com no, amb el text sobre el cabreig.
Vivimos más pendientes del exterior que del interior ignorando que la realidad nunca es tal y como es
sino tal y como somos. ¿Qué quiere decir esto? Pues eso, que sí, que la realidad es neutra y cada uno/a la interpretará en base a lo que lleve dentro (personalidad, carcácter, experiencias, expectativas, miedos, deseos, represiones, etc.). Por eso, ante un mismo fenómeno o acontecimiento, podemos ver cómo cada persona reacciona de un modo distinto (por ejemplo, ante un suspenso). Nadie y todos, al mismo tiempo, tienen razón a la hora de entender la realidad pues cada uno la interpreta según su estructura psíquica.
Pero es importante conocerse a uno mismo si no queremos ser esclavos y esclavas de nuestras emociones y reacciones. Si queremos ser agentes de nuestra vida es necesario detenerse a pensar cómo reaccionamos, cómo somos.
Cada persona nace con una esencia, ésta es evidente en nuestra edad infantil (entre los 0 y los 3 años)
pero, necesariamente, a continuación, esta esencia es eclipsada por unas normas e intereses paternos,
maternos y/o educativos que, aunque son necesarios para nuestra evolución, nos alejan de nuestra
autenticidad. La adolescencia es el momento en el que nos sentimos perdidos y, principalmente, esta
desorientación o sensación de frustración, impotencia, soledad y enfado general, es consecuencia de esta separación de lo que de auténtico hay en nosotros. En esta etapa vital ya estamos preparados y preparadas para hacernos las preguntas que hagan de nuestra vida una vida propia, libre y auténtica, desprovista de miedos que no nos pertenecen y propósitos que no hemos elegido. Para empezar a ser dueños y dueñas de nuestra vida, vamos a desmenuzar nuestras ideas (pensamiento) y nuestras emociones (sentimientos).
Cada ser es único e irrepetible y «todo el mundo, dijo Einstein (o a él se le atribuye la frase), es un genio, pero si se juzga a un pez por su capacidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es inútil».
En la asignatura de valores éticos vamos a tratar de ser el pez que llevamos dentro juzgándonos por
quiénes somos y no por quiénes esperan que seamos y, para ello, empezaremos con las emociones.
Todas las emociones son buenas, el ser humano, además de pensar, siente, y es importante que lo haga porque, de no ser así, puede caer en la deshumanización (y ésta nos aleja, obviamente, de la auténtica felicidad). Por eso, escuchar y entender nuestras emociones es de vital importancia a lo largo de nuestras vidas. Además, normalmente, sucederá que nuestras emociones nos llevarán a tomar decisiones que nos afectarán en nuestra vida adulta. Ha llegado el momento de que las escuchemos, expresemos y de que las comprendamos pues, aunque todas las emociones son buenas, para la salud emocional y mental, es necesario buscar su equilibrio. Si tengo, por ejemplo, la ira disparada, correré el riesgo de actuar movido/a por esta ira. Es necesario ser consciente de ello.
Para empezar, trataremos la emoción del enfado (rabia, ira, impotencia...) con el objetivo de resolver el desequilibrio emocional que suscita de la mejor manera posible para cada uno/a.
1- ¿Qué situaciones despiertan mi enfado?
2- ¿Cómo siento mi enfado? ¿Qué siento?
3- ¿Cómo reacciono cuando me enfado?
4- ¿Soluciono así el conflicto?
5- ¿Se me ocurre una forma más beneficiosa para mí de resolverlo?
6- ¿Dónde está el verdadero problema?
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