¿Quién eres tú?

                                                          γνωθι σεαυτόν 


Conocerse a uno mismo puede sonar a frase estúpida de sobre de azúcar, sin embargo, me gustaría, como siempre, que nos atreviéramos a pensar sobre ello antes de asegurar que, en efecto, el auto-conocimiento es una estupidez. 

Si te pregunto quien eres, seguramente vas a responderme con tu nombre, pero, sinceramente ¿eres un nombre? Puede que, en un impulso por salir de esta situación airoso, respondas además con tus apellidos y seguiré diciéndote lo mismo: ¿eres algo que ni siquiera recuerdas haber elegido? Vamos más allá, ¿quién eres tú?

Al nacer eras un trozo de carne, pero naciste ya con varias etiquetas. ¿Cuáles de todas ellas han hecho que seas quién eres? Seguramente todas. Pero si te paras a pensar, que es lo que venimos a hacer aquí, podrías llegar a preguntarte ¿soy, entonces, libre?

En otra entrada hablaremos del concepto de libertad, pero antes, vamos a ir etiqueta por etiqueta, o como me gusta llamarlo a mí: capa por capa. 

Imagínate que eres una cebolla, con todas esas capas que abrazan concéntricamente su corazón. A ese corazón, vamos a llamarle, temporalmente "yo". Tú estarías pues en el centro, y sobre ti mismo estarían disponiéndose todas esas capas que te definen, te configuran y te hacen ser quien ahora mismo eres. 

¿Serías quien eres si, en lugar de haber nacido aquí, hubieras nacido en Corea del Norte? Seguramente no, y esto es así porque tu cultura condiciona tu modo de entender el mundo que te rodea, en principio no podemos librarnos de ella, necesitamos unas estructuras de pensamiento sobre las que construirnos a nosotros mismos. Y, aunque es verdad que, en la edad adulta puedes hacer el arduo ejercicio de estudiar a fondo la propia cultura y las demás para tratar de elegir libremente a qué cultura queremos pertenecer, es imposible desprenderse de las estructuras de pensamiento con las que has crecido y que (ya hablaremos de esto) has integrado inconscientemente a través de lenguaje. Esto no significa que no puedas profundizar y adquirir prácticas de otras culturas, obviamente, de momento, significa que tu cultura ha hecho de ti quien eres.

¿Serías quien eres si, en lugar de haber nacido hombre hubieras nacido mujer? ¿Serías quien eres si, en lugar de haber nacido mujer hubieras nacido hombre? Seguramente no, y esto es así porque tu género condiciona tu modo de ser en el mundo. Terrorífico, ¿no? 
Aunque cada vez ocurre menos, en base a tu sexualidad se generan unas expectativas de lo que va a ser tu personalidad y tu vida. Si naces con pene se te atribuye el género masculino y no te van a poner vestidos de flores ni van a preguntarte si has encontrado novio en el cole, no te van a poner un nombre femenino ni esperarán que seas sensible, te enseñaran a ser un hombre. Si naces con vagina, te dejarán el pelo largo, te pondrán pendientes, esperarán que seas delicada, atenta y te enseñarán a ser una mujer.  Todo esto hará que, si sientes tener alguna característica del género opuesto te plantees ser homosexual o, incluso, si tú no lo haces, la sociedad, fuertemente preparada para ello, hará que te lo plantees. Pero, ¿podrían ser las cosas de otro modo? ¿tu vida está necesaria y absolutamente condicionada por tu sexo? ¿Por qué?


¿Serías quien eres si, en lugar de haber nacido en una familia cristiana hubieras nacido en una familia musulmana? Seguramente no, y esto es así porque la religión ha sido una de las grandes herramientas de la humanidad para dar respuesta a los grandes interrogantes que nos mantienen en vilo desde que empezamos a hablar. Y aun cuando te han educado de forma laica te han construido el pensamiento laico. ¿Pudiste entonces elegir por ti mismo? ¿No es la espiritualidad una dimensión humana? ¿Puede ser educada? Absolutamente. Dado que, el ser humano no puede salir de sí mismo para contemplar el mundo "en sí", sucede que el ser humano está condicionado por las estructuras de pensamiento con las que ha crecido. ¿No es, al fin y al cabo, cuestión de fe?



¿Serías quien eres si, en lugar de haber tenido las experiencias que has tenido hubieras tenido otras? Seguramente no, y esto es así porque en base a tus experiencias organizas tu modo de entender el mundo. De hecho, el carácter sí que tiene un componente genético o innato y podemos llamarle temperamento, pero este puede moldearse a través del aprendizaje y, el aprendizaje estará también menor o mayormente condicionado por las experiencias que vivas.


Imagínate esa cebolla, si quisieras podrías dibujarla y llenarla de reflexiones que reflejan quién eres, capa por capa. 

¿Es tu "yo" el centro de la cebolla? O, más bien, ¿es el resultado de la superposición de capas? 

Dicen que la personalidad se va formando a lo largo de la vida. Podemos decir que tú eres tu personalidad, pero, ¿en qué medida has elegido tu personalidad? ¿Puedes crearla? ¿Hasta qué punto? ¿Eres víctima o dueño/a de tus circunstancias?




Iremos pensándolo, hasta entonces, espero que te rayes la cabeza. 

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